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lunes, 20 de noviembre de 2017

Sin retorno

¿Qué se hace cuando ni siquiera escribir libera de la pena? He quemado los puentes y camino por una cuerda angosta, tensa. Me aguarda el precipicio.

El río ya no fluye, y el agua se estanca, ahora el que lucha por hacer añicos lo que ya está roto soy yo. He perdido el ánimo, la visión, después de estas palabras un blanco interminable cubrirá mi mente. Me harté de luchar en batallas perdidas, de morir en cada esquina. Que venga lo que tenga que venir. Ya no importa. Quiero sentir las cuchillas mutilar los restos que quedan, que el frío me consuma y dejar de lado cualquier atisbo de emoción.

Otro día amanecerá y ni siquiera seré una bestia, porque no corre la furia en mis venas, vuela la apatía. No estoy hecho para nadie, salvo para mí mismo. Y ni siquiera eso es cierto.

A partir de aquí, todo será distinto.

https://youtu.be/mx04rGwuqtU

sábado, 18 de noviembre de 2017

Los paisajes

Sigues siendo la misma estrella que se avista desde la lejanía, un brillo que permanece, imposible de tocar. He encontrado en ti un antídoto frente a la apatía, el hastío y la soledad. Bajo tu luz puedo ser yo, sin máscaras ni apariencias, una cebolla sin capa alguna. Y no me ahogo, ni tampoco pierdo las ganas de seguir mirando el cielo.

Nunca me gustaron las cuerdas, y tal vez por eso me agrada la idea de que existan los hilos. Siempre pensé que la libertad de elección se debe ejecutar sin condenas, sin censuras, y por eso cada uno de nosotros tomará su camino, con la conciencia tranquila y la seguridad de que habrá una mano impidiendo las caídas irrecuperables.

Ahora bien, sería injusto pensar que nuestros actos no tienen consecuencias. Cada paso que damos, cada movimiento, provocará algo, desde una magnitud banal a líneas de no retorno. Incluso cuando se tienen todas las puertas abiertas para siempre, hay ventanas y paisajes que se perderán, aunque no debería importar, siempre que no nos interesen para nada.

 Es por eso que le prendo fuego a todo lo que no tiene que ver con tus árboles. Lo que no sé, es si seguiré siendo un pirómano.

https://youtu.be/S0BDS0-ZwOw

domingo, 12 de noviembre de 2017

Perseguir la utopía

Soy una ola que nunca alcanzará la orilla. Un lobo que aúlla a la luna, pero que no puede verla. Una flecha que, aunque acierte en su objetivo, se cae, sin fuerza, incapaz de penetrar en ningún sitio. Una canción que nadie puede sentir, aunque se note el sonido. Permanezco atado al caos y al descontrol que rigen en la vida, y, sin embargo, esa máxima permanece inmutable. Lo perseguido se mantiene fuera de mis manos.

En realidad nunca dejé de caminar solo. He perdido las pocas chispas que me quedaban y ahora sólo veo vacío allí donde mi mirada se posa. Yo soy mi propia víctima y el verdugo, subido a una palestra de la que nunca debí bajar. Siento a los ríos inundar mi cara, a los alfileres tocar mi cuerpo, y una nube negra que se arremolina sobre mi cabeza. 

Noté que algo se rompía y no era otra cosa que la esperanza. El problema es que siempre sigue funcionando a pesar de ser una mera motita de polvo en medio de una playa. No sé qué viene a partir de ahora, ni de qué manera puedo avanzar. Me hundo y no puedo escapar del destino que sella en mí su huella. Tal vez la mía también sea una mala estrella, y la condena a vagar en soledad no sea sino algo a lo que acostumbrarme.

Aunque, al final, sólo puedo sacar una sonrisa en medio del llanto, y pensar:

Mucho peor habría sido si fuésemos dos simples desconocidos.

https://youtu.be/s8Zi4yPQhoA