Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

lunes, 19 de octubre de 2015

Más allá de Orion


- Quiero dejártelo claro, Juan. Hace tiempo que deseo estar con María. Nos conocemos desde hace mucho, y creo que yo puedo darle esa estabilidad que necesita. Tú... En cambio... No podrías. Eres, me temo, otra aventura suya.

- ¿Qué te hace pensar eso? - Contestó Juan, con los puños crispados, manteniendo la calma.- ¿Por qué no ibas a ser tú esa aventura? ¿No es acaso ella la que duerme conmigo y la que hace conmigo las cosas que no hará contigo?

- Es sencillo. Tú no eres más que una máquina. Te crearon para hacer tareas, quizá para hacer felices a los humanos, pero nada más. Tú no puedes sentir amor, Juan, no la amas. Tus lágrimas son vacuas, al igual que tus gestos sentimentales. Se te ha codificado para que actúes dependiendo de las situaciones, pero aquellas cosas que crees que son emociones, no son sino paquetes de información. Eso que sientes cuando estás con ella no es sino algo predeterminado, no es algo espontáneo ni natural.
Al igual que el carnicero que ni siente ni padece cuando despieza al animal cazado, así eres tú. Y así serás. Tus venas son cables, y tu sangre son electrones. Eso que late en el centro de tu cuerpo, es un núcleo engrasado, que permite tus movimientos. ¿De verdad piensas que ella podría ser feliz con alguien como tú? Envejecerá y te verá igual que el primer día, impoluto, brillante, inmutable al paso de los años. Y entonces, entonces se dará cuenta de que ya es demasiado tarde para echarse atrás, y tú recordarás estas palabras. Pero aún puedes evitarlo. - Observó Miguel.

- De acuerdo.- Se limitó a decir Juan.

- ¿Lo harás entonces? - Inquirió Miguel.

- No lo sé. Lo pensaré.

Silencio.

El androide se encontraba en otro lugar. Datos que iban y venían en su electrónico cerebro de cristal. Besos, risas, y uniones íntimas que se reflejaban en el cielo. Llantos, gritos y enfados. Vacío. Estaba vacío. Todas esas cosas eran mentira. Un carnicero. Un iceberg que solo muestra la punta de su verdadera frialdad. ¿Qué era real? ¿Qué cosas no lo eran? Lo que había sentido María sí lo era. Lo suyo no. ¿Por qué lo habían creado? ¿Cuál era su fin en el mundo? Permanecía sin ser, un trozo de hierro que deambula entre la vida. Quería llorar, pero le acababan de decir que eso también era una mentira. Como todo él.

Salió de su ensimismamiento, y se dirigió a la ventana, abriéndola. Fuera llovía, aunque eso no importaba.

- ¿Ya te has decidido?

Observó las nubes y la lluvia, que lo estaban mojando debido al viento. Se subió al alféizar, y miró abajo. Era cierto. No sentía nada. Todo en él era calma.

- Sí.- Respondió, mientras saltaba.

Microrrelato seleccionado en Concurso de Relatos de Ciencia Ficción "Bajo la piel", de Carpa de Sueños.

No hay comentarios:

Publicar un comentario